Detrás de cada compañero que ha muerto en combate hay una
vida completa, un mundo de subjetividades una condensación de análisis, un
sendero que recorrió, miles de reflexiones que lo llevaron a tomar determinadas
decisiones, un camino que lo condujo hacia la muerte, no por pasatiempo, no por
la búsqueda de sensaciones banales, si no por un convencimiento real de que
esta forma de llevar adelante el mundo debe de acabarse, de que la pasividad
ante la explotación cotidiana, te convierte en cómplice y que en nuestras manos
e ingenio se condensa la peor de las amenazas para el orden establecido.
La idea de un combate o enfrentamiento, sin el
conocimiento del enemigo o de sus métodos, nos parece un error táctico
imperdonable, más aún cuando este combate se da en lo que se ha llamado “la
vida cotidiana”, cuando se suele bajar la guardia, donde más golpes nos han
dado. En este lugar donde nos refugiamos tantas veces, en donde solíamos
sentirnos seguros; nuestra mente.
En este
lugar que creíamos era “nuestro”, han logrado interferir, de igual forma como
en algún momento supieron cómo conducir “nuestra” conducta, desarrollaron
químicos para regular “nuestro” organismo, logrando dictarnos cuándo se puede
estar triste, contento, furioso, feliz,
etc. y si no les gusta “nuestra” manera de ser en alguna de estas fases siempre
queda el estado de babeo continuo.
Reconocemos
el papel, si se gusta decirlo, importante, de eso llamado psicología, esa
herramienta que tan dulcemente a jugado del lado del poder.
Abogando
por una búsqueda por el entendimiento de las estructura sistemáticas imperantes,
sus procesos de alienación y dominación, pero más aún en la búsqueda y concretización
de métodos de protección y autodefensa hacia esos procesos.
Creemos
que a través del cuestionamiento podemos pasar al posible entendimiento y
comenzar a vislumbrar sus debilidades, esos lugares donde el orden capitalista
está fallando; vislumbrando esas debilidades podemos plantear el ataque hacia
las mismas.
Donde
hay posibilidades de ruptura nosotrxs atacamos
Coincidimos
con la idea de que el pensamiento crítico no puede ser considerado aislado de
un planteamiento que desafié nuestro actual sistema de vida y sociedad, el
“pensamiento crítico” buscara favorecer esos elementos de ruptura, para en un
posterior momento atacarlos.
Vivimos
en un momento de guerra, aun sin que por mucho tiempo nos asumiéramos como en
tal, ahora varios grupos nos han mostrado su fuerza para combatir, mostrando
que también nosotxs debemos tomar parte, ese momento de hostigamiento total y
continuo al sistema y la sociedad que lo sostiene, pero también con una preparación táctica para el
enfrentamiento.
Por lo
tanto tenemos la convicción de que para enfrentarnos en esta guerra debemos
fortalecer nuestra mente prepararla, cuidarla y defenderla.
Sin
duda hay quienes no concuerdan con lo anterior, lo cual no es problema, la crítica
no debe de faltar nunca, pero muchas veces, individuos, se excusan en la
supuesta critica para referir cuestiones personales o aun peor para
hacerle el juego al poder o ponerse en la misma postura, utilizando los mismos
“argumentos”, por lo tanto del mismo lado.
Son
cuestiones como estas las que favorecen la labor del sistema, más aun son estas
prácticas que el sistema intenta y ha introducido en nosotrxs para que funjamos
como sus protectores y en contra de los que lo atacan, convirtiéndonos en lo que
Orwel llamó la policía del pensamiento, poniéndonos en nuestra contra.
Lo
anterior tiene un fuerte impacto en nuestra psique, y sin duda nos asquea de
formas múltiples y si no se manejan internamente pueden llegan a tener impacto
en nuestros procesos cognoscitivos, y sin duda haciéndonos enfermar.
Aceptamos
que el sistema nos enferma y nos hace enfermar, nos aliena, pero también debemos cuestionar esa misma
supuesta enfermedad, tanto en cuestiones que han querido hacernos creer que son
orgánicas, tanto más en lo que se han llamado las enfermedades mentales, ya que
de por si el concepto de mente resulta ambiguo, por no ser observable, entonces
como es que esta “cosa” no observable puede enfermar, y si enferma como son
estas enfermedades y como se pueden tratar, aunque para llegar a este último
punto se necesita conocimiento de la supuesta enfermedad, sin embargo para la
mayoría de estas enfermedades de la mente no se conoce una etiología, es decir
un origen. Pero para tener cubierto este
frente se encuentra la psiquiatría, la cual controla, medica, encierra, a pesar
de eso también se ha cuestionado a sí misma, se ha modificado, así como todo proceso
capitalista, se adapta.
Lo
mismo sucede con la psicología. La
psicología fue creada a imagen y semejanza del modo de producción capitalista
para justificar los mecanismos de explotación y difusión de imaginarios
sociales que hacen creer a la población, que la inserción laboral garantiza el
porvenir seguro si se juega en el terreno hegemónico. En el discurso
psicologista al servicio del capitalismo –liberal o neoliberal- a quienes
piensan y actúan con diferencias a la norma establecida, como individuos
cargados de pasión y odio, desviados de la norma; deben ser sometidos a tratamiento
psicoterapéutico en busca de adaptarlos o en el caso extremo, internarlos en
instituciones para enfermos mentales o para sujetos antisociales; todo ello,
como principio para adecuarlos a las reglas hegemónicas del juego.
Aun así
la comparación de las personas que han sido internadas en psiquiátricos por
parte del estado es muy mínima con respecto a las que han sido internadas por
parte de las familias de estos, lo que nos dice hasta donde han llegado e introducirse
esos modelos de control en la sociedad, ya que son nuestros seres queridos o más
allegados los que inducen nuestro encierro, los que buscan apartarnos, este es
un punto muy discutible y existen una gama enorme de variedades de que es lo
que lleva a las familias a encerrar a alguno de sus miembros.
Comúnmente
más que respuestas se generan preguntas, es parte necesaria, si es que quiere
llamársele crítico a algún proceso, la idea es contribuir en una psicología
combativa, resaltar lo político de la “locura”, de la enfermedad, cuestionar la
supuesta salud, y rechazar la normalidad, por lo tanto asumir nuestra
anormalidad y las responsabilidades que esto conlleva.
Enfrentarse
a la rutina, combatir el día a día y la vida cotidiana, buscar alternativas y generar posibilidades de
cambio, es parte del combate, ver lo terapéutico que puede volverse este
enfrentamiento, quitar las barreras que nos deshumanizan o que nos humanizan cada vez más, que nos
separan de nuestra animalidad, porque nos hemos cansado ya de maldecir
diariamente a lo existente… ahora buscamos destruirlo.
Y mis acciones al dormir se encaminan en que mañana al
despertar, romperé con la rutina y en la acción individual con el pecho como
piedra hinchado por la destrucción de esta y de cualquier sociedad.
Mauricio Morales “Mauri”
Proyecto Rhabdovirus; Proyecto de
psicología crítica y contrapiscología
BIBLIOGRAFIA
Para este
ensayo no existió literatura específica pero, si se quiere dar un seguimiento
al tema dejamos las siguientes lecturas y sitios recomendados.
Deleuze,
G. y Guattari F. “El Anti-Edipo,
Capitalismo y esquizofrenia”. Ediciones Paidos, 1985, Barcelona.
Varios. “UHP ¡Uníos hermanxs
psiquiatrizadxs en la guerra contra la mercancía!” Taller de
Investigaciones Subversivas, Ed. UHP Madrid – 2007, 333 pp.
Argel, Jerome. “El
terapeuta radical” edición a cargo del grupo de terapia radical El Chivo
Expiatorio de Oaxaca México.
Anónima. “Beyond
Amnesty”. Editado y Traducido por Psiquiatrizadxs en lucha.
Todos los
números del Fanzine de enajendxs,
esfuerzo y publicaciones de psiquiatrizadxs en lucha.
Los tres números de la Revista Pánico en
Crisis boletín de contrapsicología y estudios críticos.
Textos sobre
antipsiquiatría y autores como David Cooper, Robert D. Laing, Franco Basaglia, etc.
Para ver
un poco sobre antecedentes del vinculo entre el anarquismo y la salud mental se
puede ver sobre Otto Gross, Fritz Perls y Paul Goodman.
También consultar las páginas de: